Eurocódigo 3: Ok

Mi segundo viaje a la capital inglesa fue mucho más relajante y tranquilo que la primera vez. El moverme por la ciudad ya no era un problema y hasta el curso se hizo más llevadero.

La ruta de vuelo tuvo una variante esta vez. Volé al aeropuerto de Heathrow aunque regresé desde Luton. El albergue era otro y este con el espacio mucho más reducido. La litera un poco mejor, pero la habitación era tan pequeña que si las cinco personas que dormiamos allí nos quisieramos levantar al mismo tiempo no habría sido posible.

El lugar donde se celebró el curso, así como el albergue, estaban más céntricos. El primer día, tras el curso, me acerqué al Museum of London. Un curioso edificio situado en una enorme rotonda desde donde se aprecian los restos de lo que en su día fueron las murallas de la ciudad. El museo está dividido en dos pisos; el superior que abarca desde la prehistoria, época romana y medievo y el inferior con la era más moderna. El poco tiempo del que despuse solo me permitió ver un poco y a correr de la planta superior. De allí un paseo hasta el río, el Bank of England, la impresionante nueva estación de Cannon y St Paul’s Cathedral en donde alguna gente en contra del capitalismo y los banqueros había acampado. No eran muchos, pero sí cubrieron cada esquina con pancartas. Tiene mucho mérito acampar allí con el frío que hacia. A día de hoy el gobierno londinense está tomando medidas para desalojarlos. Y curiosamente hoy paseando por las calles de Dublín me encontré con un grupo similar, aunque más pequeño, acampado enfrente del Central Bank en Dame St. Ojalá estas demostraciones sirvan para algo.

El segundo día finalizó el curso con adelanto al horario previsto. Fue un curso intenso, pero muy productivo y donde he conseguido un montón de valiosa información. Tras salir de allí decidí curiosear en el The building centre, centro de la arquitectura londinense en donde tienen una exhibición de los proyectos que transformarán la ciudad. No tenía mucho tiempo para leerme las cosas en detalle, pero tampoco hubo nada que llamara mi atención excesivamente.

Solo me quedó tiempo para una temprana cena y vuelo a Dublín. Los cursos se han acabado por el momento. Ahora llega lo más complicado. Actualizar mi Curriculum y empezar a moverlo en los círculos adecuados para conseguir una oportunidad que lance mi carrera profesional.

That was it. He dejado mi adorable piso.

Después de tres años viviendo en él, finalmente me llegó la hora de tener que dejarlo.  Sabía que tarde o temprano este día llegaría, pero me hubiera gustado ser a mí el que hubiera decidido cuando y no verme forzado a dejarlo. Los chinos se volverán a China en una semana y Paul encontrará otro sitio donde quedarse.

Ha sido una estancia muy agradable compartiendo el espacio con ellos. Nuestras horarios eran muy diferentes por lo que era casi como vivir solo. Un lujo que solo no me podría permitir.

Atrás queda ya el tener la ciudad a mis pies. El disfrutar de espectaculares amaneceres y atardeceres, como intentan demostrar las fotos. A uno se le alegraba el día cuando tenía una vista como esta.

Atrás quedan también las pulpadas y el enorme salón llego de gente. Que bonitos recuerdos. Y allí se ha quedado también mi colección de botellas de cerveza. Al menos les he sacado una foto para el recuerdo.

Se cierra una etapa y pronto se abrirá otra. Mi actual alojamiento es algo temporal hasta que encuentre un trabajo, lo que determinará el lugar del globo a donde tenga que mudarme. Hasta entonces habrá que arreglarse con lo que toca.

Un paseo en bicicleta

Hoy amaneció un precioso día de otoño irlandés con dispersas nubes en el cielo que fueron desapareciendo con el transcurso de las horas. Unos agradables 16º centígrados en el exterior, pero que en mi piso se han convertido en 18º gracias a los grandes ventanales.

El día era demasiado perfecto como para sobreponerse a la tentación de salir a hacer un buen kilometraje con la bici. Las dos veces anteriores que salí con intención de hacer una gran escapada acabé empapado de la cabeza a los píes, pero hoy sería diferente.

La idea no era tanto poner kilómetros en las piernas como hacer un poco de subida. Con esa idea en mente puse rumbo a las Wicklow Mountains y así me desquite de un frustrado intento anterior. Me puse la ropa, el casco, las gafas de sol y la mochila con la cámara a la espalda. Puse un ritmo cómodo ya que no estoy tan en forma como hace unos meses y tampoco sabía cuanto iba a subir. Tras pasar por debajo de la M50 se puede decir que comenzó la subida. Relativamente suave al principio, pero que más tarde se convertiría en una dura rampa. En total fueron 5 km de ascensión que me llevaron a cruzar un pequeño y precioso bosque (ah!, que ganas de dejar la bici y echar a andar entre los árboles). Tras salir del bosque las vistas de Dublín y la bahía era espectaculares. Os he dejado una foto. ¿Os imagináis levantaros todas las mañanas con estas vistas? Afortunados los que viven en estos lares.

En el cruce desde el que tome esta foto pude seguir rumbo a las montañas, pero decidí que era suficiente por hoy. Eso sí de regreso a la ciudad decidí gastar todas las energías que me quedaban. En total fueron 31 km en poco menos de dos horas. ¡Me lo he pasado superbien!

Eurocódigo 2: Ok

Primer curso de los Eurocódigos hecho. Han sido dos días largos y duros.

Llegué a Londres el lunes por la tarde tras pagar un poco más de la cuenta por unos vuelos que compré con retraso. Llegar desde el aeropuerto de Stansted hasta el albergue me llevó más de 3 horas, claro que no tenía prisa. El sitio no era ninguna maravilla, pero el precio tampoco era excesivo. La habitación: en el ático a compartir con 3 desconocidos. Por suerte me tocó la parte superior de una litera. Dejé los bártulos y me fuí a curiosear los alrededores para encontrar un sitio donde cenar. Finalmente me decidí por un pub llamado Reyna que servían comida tailandesa por un precio razonable. Lo curioso del sitio es que por un lado tenías que pedir la bebida a las camareras inglesas y por otro la comida a la familia tailandesa que cocinaba. Y por supuesto también pagabas por separado.

La comida estaba deliciosa, pero demasiado picante. Tanto que los labios me estuvieron escociendo por más de una hora. De vuelta al albergue una ducha y a cama. El desayuno estaba incluido, pero no lo servían hasta las 8, justo a la hora que yo tenía que coger el autobús hasta donde se realizaba el curso. El curso comenzaba a las 9 y no quería llegar tarde. Debido al calor las ventanas de la habitación estaban abiertas y el molesto ruido del tráfico y la música del pub de abajo hacian difícil el poder dormir. Recuerda, si te vas a un albergue siempre lleva tapones para los oídos. Yo me los había olvidado así que tuve que comprar unos al día siguiente.

Tras arreglármelas para conseguir dormir unas pocas horas me levanté y cogí mi autobús. Tras un buen rato llegué a la parada final, en donde me bajé y traté de orientarme. Enfilé la calle correcta y tras una corta caminata llegué a mi destino. Faltaban 10 minutos para las 9 asi que volví a una cafetería que estaba cerca y me tomé un apresurado desayuno. Más tarde descubriría que el desayuno estaba incluido con el curso y que me lo podía tomar allí. Eso hice al día siguiente.

En el curso éramos 11 y el tutor, un profesor de la universidad de Brighton con amplios conocimientos en la materia. Fueron 8 horas intensas de curso con un descanso para comida y algún que otro té. El curso resultó ser muy interesante y con un montón de ejemplos prácticos. Todo excelentemente documentado. Documentos que ahora tengo que revisar minuciosamente para hacerme con los entresijos del Eurocódigo 2.

Tras el primer día de curso dejé el local y con una agradable caminata llegué al Imperial War Museum. Soló tenía media hora, pero me llegó para apreciar lo que este museo ofrece. En su interior se encuentran aviones, submarinos, vehículos y artillería de la primera y segunda guerra mundial. Si a uno todavía le queda tiempo para ver más cosas en Londres debería pasarse por aquí. De allí me fui caminando hasta Westmister Bridge, para admirar el Thames, el parlamento, la London Eye y los magníficos edificios de esta ciudad. Uno nunca se cansa de visitar Londres.

Acabé el dia cenando en el mismo pub, pero esta vez me aseguré de no pedir un plato picante. De vuelta al albergue tuve que pasar por dos baños para poder darme una ducha de agua caliente. Unos cuantas horas de sueño discontinuo y a volver a madrugar. Este vez me llevé la maleta al curso. Llegué con tiempo y desayuné allí al mismo tiempo que comprobaba en internet como podía llegar a tiempo al aeropuerto de Luton. Todavía sin aclararlo comenzó el curso.

El cansancio acumulado hacia mella y las últimas horas del curso se hicieron más largas de lo deseado. El curso acabó puntual y salí de allí con una compañera que afortunadamente también iba a Luton. Cogimos un tren directo desde la estación más cercana y llegué al aeropuerto con tiempo suficiente para cenar algo allí. Menuda basura de comida, por cierto. Ya en el avión no me encontré muy bien y me dió un bajón de azúcar. Me costó llegar a casa, pero una buena noche de descanso en mi cama me dejó como nuevo.

En unos días repetiré experiencia.