16 abril 2009

Recuperándome de las vacaciones

Las vacaciones de Semana Santa ya han pasado y el puente de Mayo ya está a la vuelta de la esquina. Por estas tierras solo el lunes es festivo nacional, pero en muchas empresas, entre ellas la mía, cierran el viernes santo también. El viernes santo es un día muy curioso, pues esta prohibido vender alcohol (tema religioso, ya sabéis), con lo que solo algunos sitios estan abiertos durante el día. Por la noche todos los pubs están cerrados y solo algunos (los que menos) abren a partir de medianoche. Con lo que lo mejor que se puede hacer es ir de compras, pasear y finalizar la noche en alguna fiesta privada. Ese fue el caso de algunos de mis amigos, pero yo me perdí la fiesta. La razón: el sábado me iba de viaje muy temprano.

Dos amigos se me unieron para pasar tres días en la costa oeste. Concretamente en Killarney, Co. Kerry. Madrugón el sábado para ir a recoger el coche de alquiler en el aeropuerto. Allí tuvimos que esperar un poco, pues había un problema con la reserva. A pesar de los pésimos pronósticos meteorológicos el día era explendido y el viaje hasta Killarney transcurrió sin percances. Ya allí nos dirijimos al hostal. Nos quedaban unas horas para disfrutar del pueblo y a eso nos dedicamos. Para entonces el tiempo había cambiado y estaba lloviendo a chuzos. Me compré un paraguas y actó seguido dejó de llover. Visita obligada a la catedral y a sus impresionantes vidrieras. Una de las cuales tiene un curiosa representación de St. David con un arpa en sus brazos. Signo de como las culturas locales pueden cambiar los escritos sagrados. Al final disfrutamos de una deliciosa cena, una pinta y a descansar.
El segundo día, tras las horas de oración de Aga (jaja), amaneció un día de auténtico verano. Nuestras esperanzas de hacer una ruta de montañismo resurgieron. Tras un rato en el coche llegamos al pueblecito de Glenbeigh en la bahía de Dingle. Allí preguntamos por nuestra ruta y nos aconsejaron que antes fueramos hasta la playa y eso hicimos. La playa esta llena de cantos rodados, pero es preciosa. He sacado algunas fotos muy bonitas allí.
Finalmente nos dirigimos al lago Coomasaharn para iniciar nuestro paseo. Como sitio recóndito que es las carreteras para llegar hasta allí era solo aptas para un solo coche y a velocidad moderada. Tras algunas dudas iniciales sobre nuestra ubicación, concretamos que estábamos en el lugar correcto. Cogimos las mochilas y comenzamos nuestra odisea. Estábamos a pie del lago y iniciamos nuestra ascension por la abrupta ladera del Knoknaman. Tras poco más de una hora alcanzamos sus 561m. Alli disfrutamos de las primeras vistas. El lago al oeste, la bahía y la península de Dingle al norte y al noreste los techos de Irlanda: Carrantuohill con 1038m. Puede que las cifras no impresionen mucho, pero su contraste con el nivel del mar si lo hace. A partir de allí los cosas fueron más fáciles. El terreno era moderado y avanzamos rapidamente sobre una hierba amarillenta que ocultaba riachelos de agua. Pronto estuvimos con los pies empapados. Rodeamos el lago dejando atrás Meenteog para alcanzar Coomacarrea (772m), el pico más alto de nuestra ruta. Para entonces el tiempo había cambiado y se había cerrado de nubes y soplaba un viento molesto. Las vista hacía el Oeste se vieron mermadas debido a ello.
Llevábamos ya unas cuatro horas de caminata y era momento de bajar, pero para eso teníamos que pasar por una estrecha cornisa entre los lagos Coomasaharn y Coomaglaslaw. Las laderas de la cornisa eran tan escarpadas que no nos quedó más opción que hacer frente al viento lateral a su paso por el borde. Nos refugiamos tras el Coomreagh durante unos minutos antes de afrontar el tramo final. Otra ladera escarpada que nos llevó a tierras más llanas pasto de cabras y ovejas de cabeza negra. Tras seis horas y 9 km de caminata recuperamos el calor corporal en el coche camino de una merecida cena y descanso.
Al tercer día, venciendo al cansancio acumulado alquilamos unas bicis en el hostal y nos recorrimos una parte del parque natural de Killarney. Disfrutamos del lago, los ciervos, el castillo, la abadía y una casa señorial que fue visitada por la reina Victoria en 1861. Nos quedó mucho por ver, pero lo que vimos lo disfrutamos un montón.
Os dejo aquí el link con algunas fotos.

Mañana madrugón y viaje a la costa oeste de nuevo. En está ocasión a Galway para la boda de mi compañero de trabajo. Boda irlando-española. Promete ser interesante.

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