02 mayo 2012

Reencuentro en Lyon

Dublín es una ciudad de transición para muchas extranjeros. Es como una moneda con dos caras. El tránsito de nacionalidades por la capital irlandesaes es grande. Muchas llegan aquí para estudiar inglés y se van muy pronto, otras, tras sus cursos, se quedan unos años, pero solo unas pocas pasan más de cinco años asentados aquí. Este constante ir y venir de personas facilita el conocer gente nueva, pero también, como consecuencia, uno tiene que ver como los amigos se van. Claro que si la amistad se conserva, esto abre nuevas puertas, una oportunidad genial para pegar una vista a un viejo amigo al tiempo que se descubre una ciudad nueva. Era tiempo de visitar a un viejo amigo.
Marcos estuvo poco menos de dos años y se fue en el verano del 2009. En principio por solo un mes, pero el destino hizo que su aventura durase dos años. Ahora la vida le ha llevado a establecerse en Lyon, Francia. Los primeros meses no han sido fáciles, siempre es así cuando se empieza en un sitio nuevo, pero poco a poco las cosas van mejorando.


He pasado cinco días en su compañía recordando viejos tiempos y reavivando una amistad que ha perdurado a través de los años. Hablamos de muchas cosas, cosas de nuestro común pasado, de nuestros pasados personales, de nuestros planes de futuro y de posibles alternativas si las cosas se tuercen. Disfrutamos de la exquisitez de la cocina y de los vinos franceses. Nos embelesamos con la feminidad francesa, y sobretodo disfrutamos de la mútua compañía.
Lyon es una ciudad interesante, con dos caudalosos ríos que la atraviesan provocando que haya numerosos puentes sobre ellos. La característica común es que los puentes peatonales siguen el modelo de estructura metálica en suspensión, mientras que los destinados al tráfico rodado son de hormigón. En la ciudad se situan unos pocos edificios destacables como la catedral o la Notre Dame, con especial mención a las cristaleras tintadas, la ópera, palacios o museos entre los que destaca el dedicado a los Hermanos Lumiere.
La gran ventaja de Lyon es que está situada muy cerca del inicio de los alpes franceses. Y allí nos fuimos, a Villard de Lans, cerquita de Grenoble, a disfrutar de una placentera caminata entre la inmensidad de los picos. Llegamos incluso a pisar nieve.
El viaje ha sido una combinación de ciudad, arquitectura, museos y naturaleza. También, gracias a Marcos, hablamos con una chica argerina la cual nos descubrió la fascinante cultura y riqueza de su país. Sin duda un destino a tener en cuenta para futuros viajes. ¿Alguién se anima?
Subiré las fotos pronto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegro que hayas disfrutado de tu vieje.

You brother