23 julio 2009

Edinburgh

Me he escapado unos días de la oficina para pasar cuatro días en la capital escocesa: Edinburgh. Ciudad pequeña acojedora, encantadora y con cuestas por todos los lados. En mi mente se mezclan dos ciudades Vigo y Santiago. Vigo por sus empinadas cuestas y Santiago por su encanto con sus calles empedradas y edificios de gran carácter construidos en bloques de granito. Ciudad que rebosa historia y eso se nota en los numerosos tours que puedes hacer a lo largo de la Royal Mile. Royal Mile es una ancha carretera empedrada que da acceso al inexpugnable castillo. A ambos lados se situan las Cámaras, la catedral, la biblioteca, iglesias o edificios de nobles. Yo me apunté a un tour gratuito por las calles de la ciudad. Está genial. Te llevan por todos los sitios significativos de la ciudad contandote su historia, pero sin entrar en ningún edificio. Eso queda para luego, si estás interesado. Los guías viven de los donativos que les quieras dar y realmente se lo merecen pues su trabajo es muy bueno. Uno se siente inmerso en la historia de Escocia en su busqueda por la libertad de la opresión inglesa. Me han quedado cosas por ver, entre ellas el castillo, pero ya pagaré otro día para visitarlo. Las dos cosas que más me han gustado son: el museo de Escocia y el parque de Holyrood. En el primero me pasé un día disfrutando la arquitectura del singular edificio y de lo que había dentro de él. Es el museo que tiene la mejor orientación al público que haya visitado. Salas grandes combinadas con recovecos a lo largo de sus niveles. Ventanas asimétricas, o cuadradas o rectangulares. Asientos enmarcados en la fachada o bancos en el medio de la sala. Multitud de espacios decidados a los niños, con zonas de interacción y participación para que no se aburran. Vamos, que si visitan la ciudad no se olviden de pasar por allí, es totalmente gratuíto.
En cuanto a Holyrood, pues decir que es un parque exquisito con abruptas colinas por las que se puede disfrutar unas dos horas de senderismo al tiempo que se disfruta de las vistas de la ciudad y el mar. Y no hace falta coger el coche para llegar hasta allí, solo andar unos metros. Simplemente genial.
En lo que concierne a la parte social; tuve mi primera experiencia surfeando un sofa en una casa en las cercanias del centro. Cinco jóvenes, todos couchsurfers que en principio parecían atractivos según sus descripciones en la web. Al final resultaron ser todos bastantes frikis y no nos hicieron mucho caso, ni a mí ni a otra couchsurfer canadiense. Era como estar en un hostel, pero sintiendote incómodo. Lo positivo es que justo la noche que llegué hubo una fiesta donde los chicos les toco disfrazarse de chicas y viceversa. Ciertamente estuvo genial y el piso aunque grande se lleno con unas 40 o 50 personas. La chica que me hospedó me dejó uno de sus vestidos y a disfrutar! Claro que esa noche dormimos cinco en su habitación y a mi me toco el duro suelo :-(
Ya en la ciudad el sitio más significativo fue The Royal Oak. Este pub proclama ser el más viejo de tradición músical. Desde luego sus paredes rebosan notas musicales, pero a un ritmo pausado y relajante. Nada que ver los el frenesí de los pubs irlandeses.
Me he quedado con las ganas de visitar Stirling, pueblo donde William Wallace fraguó su leyenda.

Ya pondrá link más con fotos.

No hay comentarios: