01 agosto 2011

Concert at Marlay Park

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Datos previos.

Artista: Rodrigo y Gabriela

Puesta en escena: Dos mexicanos tocando guitarra española

Precio: 45€

Pues visto así no parece nada atractivo, ¿verdad? En cualquier caso decidí animarme siguiendo el buen consejo de un amigo. Y no me defraudo; ha sido uno de los mejores conciertos de los últimos tiempos.

IMAG0143 El concierto se celebró ayer en Marlay Park. Un parque bastante grande en el sur de Dublín. La tarde estaba bastante inestable y parecía que en cualquier momento empezaría a llover aunque no hacía frío. Nada más pasar el control de acceso una inmesa carpa de circo de color azul nos recibió. A los alrededores se situaban puestos de comida de todos los tipos, un bar, servicios y unas mesas en donde disfrutar de la comida. ¡Entre los puestos había uno en el que estaban asando un cerdo entero! Mmmm, ¡que rico que estaba!

Como llegamos muy temprano nos dimos una vuelta por los diferentes puestos comiendo y bebiendo algo hasta que nos metimos bajo la carpa esperando ansiosos que el concierto comenzase. Eran las 18:30 cuando un par de chicas locales se subieron al escenario con un par de guitarras (la noche iba de duetos) a amenizar la espera. Su actuación fue tan corta como mi reseña (menos mal).

IMAG0150 La gente ya se empezaba a aglomerar en grandes cantidades y el ver desplegarse una gran tela con el logo Seasick Steve (un campechano señor con larga barba y vaqueros de tirantes tocando la guitarra en estilo comic) en el fondo del escenario nos trasmitió buenas sensaciones a todos: lo bueno comenzaría en unos minutos. Trajeron una gran batería y pusieron una vieja y gran silla de madera no muy lejos. Era una de esas sillas que algún americano tendría en su casa haya por los 70 u 80 y me preguntaba que hacía allí.

La respuesta era clara, era la silla de Steve. Este rockero-blues man con su larga barba y melena, vestido con unos vaqueros, camiseta por debajo de una camisa de cuadros típica americana (que mas tarde se quitaría mostrando sus tatuajes) esta cargado de energía y de historias a sus 70 años. La historia de su vida esta llena de dificultades, abandonando su casa a los 13 años para evitar los abusos de su padrasto y sobreviviendo con trabajos de temporada y de tocar en las calles. Hasta que un día la suerte le sonrio y tras una actuación en un programa navideño del Reino Unido lo lanzo a la fama. Su música esta llena de las historias de su vida a ritmo de blues aderezado con la notas que arranca de sus instrumentos caseros como la Three-String Trance Wander, la One-Stringed Diddley Bow o el Morris Minor Guitar echa con los tapacubos de un Morris Minor.

Y que mejor acompañante de Steve que Dan Magnusson que siguiendo el estilo del anterior se ha dejado larga barba y melena grisacea. En su batería se aprecia un platillo completamente abollado y cuarteado en los bordes y hasta incorpora un par de sartenes de hierro fundido. Y cuando se cansa de la batería simplemente toca la escoba.

Dieron un recital de un poquitín más de una hora con bis incluído derrochando energía y calentando los ánimos al máximo para lo que quedaba de noche.

Minutos de descanso mientras preparaban el escenario. Algunos salieron corriendo a satisfacer necesidades fisiológicas mientras que el resto se acercaba más al escenario para vivir la esperada actuación. El espacio vital se reducía, las cervezas ayudaban a no salir corriendo en busca de aire, y la carpa, a pesar de sus enormes dimensiones, estaba abarrotada hasta donde mi vista alcanzaba. Llevábamos ya cuatro horas de pie, pero el cansancio ni se notaba ante lo bien que lo estábamos pasando.

IMAG0161 Y allí apareció Rodrigo con su guitarra acústica. Y Gabriela asomó por el otro lado del escenario también cargando su guitarra ante los gritos de entusiasmo de nosotros. Y eso era todo, Rodri, guitarra principal; Gabi guitarra rítmica, dos sillas, micrófonos, una tela de fondo y un fantástico juego de luces. No necesitan nada más este dueto mexicano. Su música pasa por temas propios tocados con un vertiginoso ritmo, acompañados con la percusión que ellos mismos crean con sus píes o golpeando la caja de la guitarra hasta versiones de algunos clásicos. Su música es tan grandiosa que no necesitan cantar. Tanto es así que uno de los momentos más espectaculares del concierto fue cuando Rodrigo se puso a tocar los acordes de Wonderwall de Oasis y nosotros, el público, hicimos de cantantes unísonos haciendo la comunicación-complicidad perfecta entre músicos y audiencia. Fue algo mágico que se repitió al final de la actuación cuando en el bis decidieron tocar Whiskey in the Jar (todo un clásico de la cultura irlandesa).

Rodrigo y Gabriela han pasado de ser buskers en Grafton Street (vivieron aquí durante 6 años) a hacer giras mundiales. La merecida fama al fin les ha llegado. Y esto cerraba un circulo perfecto, un concierto perfecto lleno de similitudes (duetos y músicos de la calle) cuidadosamente planeado. Eran ya las 23h y cuando la adrenalina comenzó a diluirse los primeros síntomas de cansancio aparecioron. ¡Menos mal que al día siguiente era festivo!

En mi memoria dublinesa siempre quedarán días como este.

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