Tubo lugar este fin de semana y allí me fui a trabajar como voluntario. Pero de que va el festival? Pues su nombre lo dice: Un mundo de culturas. En el festival se trata de dar a conocer la cultura de otros países a través de su música, sus bailes, su comida y su artesanía. Durante los dos días uno puede disfrutar de decenas de puestos con comida y artesanía, exposición de fotografía, talleres de música, bailes o ceremonias rituales y sobretodo conciertos. Representación de países como India, Pakistán, España, Irlanda, China, Corea, México o el continente Africano por mencionar algunos. El que quiera saber más solo tiene que visitar la página del festival.Sábado:
Estaba en la parada del autobús cuando comenzó a llover y tras unos minutos mojándome decidí comprar un billete de ida y vuelta en el tren. Sobre las doce pasadas estaba en People’s Park en donde se concentraban los eventos asiáticos. Allí pude ver a la chica del cartel bailando, así como los indonesios Saman con su baile de las 100 manos. Solo eran siete bailarines, pero tiene que ser impresionante ver a 15 o 20 moviéndose todos coordinados. Y resultó tremendamente curioso que bailaron todo el rato arrodillados!
Los hermanos nepaleses Hiralal & Ramji Gaine y un bailarín de bhangra. Era un escenario muy pequeño y las actuaciones muy cortas, pero suficiente como para sentirte en otros país. Lo curioso es que la mayoría de la gente que allí actuó residen en Irlanda. Veremos algún año a gallegos bailando la muñeira Vella de Mordomo?
Después de este primer encuentro con el festival tuve mi turno de trabajo.
Me toco cubrir el área con los puestos de comida y mercadillo, así que no pude disfrutar mucha música, pero conocí algunos voluntarios. Tras acabar mi turno escuché el grupo irlandés Danú y después me uní a algunos amigos para disfrutar de lo mejor de la noche: Hotel Kiev. Un espectáculo de música e imágenes. El escenario, un pequeño receptáculo cuadrado con luces de discoteca de los 80 en sus cuatros lados y en el interior la banda ucraniana DakhaBrakha. Y de fondo la fachada del Royal Marine Hotel sobre la que se proyectaban imágenes. Fue algo impresionante. La música me sorprendió gratamente pues se parecía a Hedningarna y eso no me lo esperaba. El concierto iba subiendo de tono hasta el punto de llevar al frenesí a los cientos de espectadores cuando de repente acabó. Solo una hora y nada de bises (una fea costumbre de aquí).
Ya era media noche y quedaban pocas opciones así que cogimos casi el último tren de vuelta a Dublín y nos bajamos en Gran Canal Dock. Nos fuimos a la fiesta de Nacho. La fiesta estaba en pleno apogeo y allí me encontré con más amigos. El cansancio hacía mella y tras unas horas allí me fui a casa a por un merecido descanso para afrontar otro día de fiesta.
Domingo:
Me costó levantarme más de lo habitual y el dolor de cabeza era terrible.
Quería llegar pronto a Dun Laoghaire para disfrutar lo máximo posible, pero ya daban las dos cuando llegué al escenario principal. Justo a tiempo para disfrutar de Dulsori. Colosal banda de percusionistas surcoreanos. Tenían tambores de todos los tamaños y formas, delante, detrás y a los lados. Y los tocaban con tanta fuerza que creía que se iban a romper las muñecas!
Ciertamente llevaban muñequeras como protección. El día anterior escuché unos percusionistas congeles tocando unos tambores enormes que llevaban (incluso bailaban con ellos) entre las piernas. Estaba bien, pero tras un rato los ritmos eran todos iguales y aburría. No ocurrió así con Dulsori. Sus ritmos eran completamente diferentes, nuevos, excitantes… Esta banda de jóvenes chicos y chicas encandiló al público desde el primer momento y se los metió en el bolsillo. Él público vibraba con ellos. Sin ninguna duda, para mí, lo mejor del festival.
Les siguieron Dhoad Gypsies of Rajasthan. Una banda hindú muy interesante que trajo un fakir. Bailar con un cántaro de agua sobre unos vasos en equilibrio sobre su cabeza no tenía dificultad para él. Así como bailar sobre un suelo de clavos de punta o sobre hojas de espadas para acabar jugando con fuego.
Era hora de mi turno y afortunadamente en esta ocasión en un lugar con música. Puck Fair era el grupo. Ritmos irlandeses tocados en plan jazz. De allí me fui de nuevo al escenario principal para disfrutar un ratito de Oumou Sangare. Internacional cantante de Malí. Gisela (voluntariando también: que raro, no?) se unió a mí para disfrutar del concierto. Vuelta al trabajo para acabar tomando un par de cervezas, servidas por la organización, antes de retirarme a casa.
Ah, que festival tan fantástico!! Siempre me acuerdo de Ortigueira cuando estoy allí. Tendré que cogerme unos días para disfrutarlo el próximo año. Y la Mar de Músicas de Cartagena. Que ganas de experimentar ese festival alguna vez!!El miércoles fiesta en Dun Laoghaire para los voluntarios. A ver como va. Ya deseando estar en el del año que viene!!! Que además serán tres días!!
If you want another point of view of the festival read this.
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