Fue el 16 de Septiembre. Acababa de subirme en el avión de regreso a Dublín tras hacer la entrevista en Londres. Estaba cansado y desconcertado por como había ido la entrevista y conocedor de que todavía me quedaban poco más de dos horas para llegar a mi casa donde podría comer y dormir. Así que me senté en las primeras filas al lado de la ventanilla. A mi lado, en el asiento del pasillo, se sentó un irlandés. Un señor de 69 años con barba y pelo blancos, bien cuidados y que le daban un aspecto imponente y respetuoso. Intercambie unas futiles palabras con él, me puse los cascos y me enfrasqué en mi libro. Desaproveché la oportunidad de hablar con él. Mi cansancio me impidió fijarme más detenidamente en él y en sus compañeros de viaje; dos sexagenarios irlandeses de pelo largo y barbas canosas. Solo cuando recorría los pasillos del aeropuerto dublinés y los vi a los tres juntos me di cuenta que tenían que ser miembros de un grupo irlándes. Y de los famosos, aunque yo no fuera capaz de reconocerlos en ese momento. John Sheahan se había sentado a mi lado, y sus compañeros de viaje eran Eamonn Campbell y Patsy Watchorn.
Tres de los miembros de la banda más influyente de la noche irlandesa The Dubliners. Pude pasarme una hora hablando con John acerca de la banda, sus canciones, sus actuaciones, sus anécdotas, su pasión por la música y vivir otra de esas experiencias inolvidades que este pais me ofrece, pero... no vi esa oportunidad que me brindó la vida.
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